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Crónica de un viaje a Turquía – 2º Parte

 

…Luego partimos hacia Konya para visitar el Museo Mevlana. En este lugar pudimos ver cómo ayunan y meditan semanas enteras sin moverse, ni para comer, ni para ninguna necesidad básica. Ese es el comienzo del entrenamiento que les exige la fe.

 

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Con agujas en los pies, aprenden la danza para alabar a su dios. Este museo es un lugar de enorme respeto para los creyentes.

 

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Y desde ahí a Pamukkale: pamu: algodón, kkale, castillo, a 20 km de la ciudad de Denizli, en el interior de la región del Egeo, ubicada en la cuenca del río Menderes (antiguamete Meandros). En esta zona los manantiales llevan gran cantidad de calcio, y la fertilidad de la tierra favorece el cultivo de algodón. Pamukkale es considerado el primer spa de la historia a causa de sus aguas termales. El llamado baño de Cleopatra con aguas termales transparentes, que en ese momento estaba lleno de bañistas, es de especial belleza.

 

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Estas aguas fluyen desde las entrañas de la montaña, algunas con una temperatura bastante alta, y están saturadas de sales minerales y dióxido de carbono que, en combinación con el aire se precipita en carbonato de calcio que se deposita en capas sobre la piedra cuyo aspecto algodonado, depositado muchas veces en forma de bandejas o terrazas, la hacen parecer una cascada congelada. A mi espalda se pueden ver. Estas terrazas muchas veces están llenas de agua. No nos tocó a nosotras disfrutarlas así. De todos modos, una visita diferente y maravillosa. Por la combinación de los elementos en la zona se encuentra gran cantidad de travertino.

 

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Pero la maravilla continuaría. El día 30 nos esperaban Hierapolis, Aphrodisias y Kusadasi.

La ciudad de Hierápolis (Ciudad sagrada), hoy en ruinas de la época romana, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998. Está ubicada en la actual zona de Pamukkale, provincia de Denizli, es depositaria del arte de distintas culturas. Pasó a poder de los romanos por testamento de Attalo II en 129 a.de J.C. En el 17 a.de. J.C. durante el reinado de Tiberio, un terremoto dejó la ciudad en ruinas. En épocas de Nerón, año 60, otro terremoto terminó de destruirla, pero fue posteriormente reconstruida. Como recibió el privilegio de “derecho de refugio”, muchos judíos y católicos se ubicaron en esa zona. El apóstol Felipe pasó los últimos años de su vida, y ahí está enterrado. En los años 80 sufrió aquí su martirio.

 

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Aún puede verse el trazado urbano. Turquía se encuentra entre el este y el oeste, entre la Europa peninsular y los continentes de Asia y África. Estábamos entonces en Asia Menor, en Anatolia, hogar de las civilizaciones hitita y urartu, seguida por la persa durante los siglos VI y V antes de Cristo, hogar del imperio helenístico de Alejandro Magno y sus generales durante el siglo IV antes de Cristo, y más tarde de los romanos, que incluyeron sus juegos Olímpicos. Luego llegó la época del imperio bizantino, y los imperios seljuk y otomanos, y finalmente la República de Turquía, fundada por Ataturk.

Cómo no iba a sentirme maravillada, anhelante, deslumbrada. Y todas estas civilizaciones dejaron su huella, sus ruinas, su arte, en medio de un paisaje deslumbrante.

Entre las estatuas de las diosas que llegaron hasta nuestros días, Artemisa de Éfeso y Afrodita son los mejores y más típicos ejemplos de esta aceptación de los dioses ajenos. Fueron los arqueólogos alemanes, Humann, Cichorius y Judeich, en 1887, quienes comenzaron las primeras excavaciones. Todas estas ciudades contaban con un teatro.

 

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Huellas romanas, cañerías

Afrodisias fue una pequeña y antigua ciudad griega en Caria. Hoy día se encuentra cerca de la aldea moderna de Geyre, en Turquía, a unos 230 km al sureste de Esmirna y a unos 100 km de la costa del mar Egeo.

 

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Templo de Afrodita                                  El grupo entero y el guía, Mustafá.

 

Y desde ahí, luego de recorrer las ruinas de la bella ciudad, nos dirigimos a Kusadasi frente al mar Egeo. Llegamos al atardecer a esta ciudad moderna y con una linda playa.

 

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Luego cenamos en el Sentido Marino Hotel, que cuenta con varias piscinas. Algunas al aire libre y otras cubiertas. Mis dos compañeras se fueron a nadar. Yo estaba demasiado cansada y me fui a dormir. A la mañana siguiente iríamos a la mítica ciudad de Éfeso, y deberíamos madrugar.

 

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Fachada de la biblioteca de Celso, en Éfeso.

 

Éfeso fue en la antigüedad una localidad del Asia Menor, en la actual Turquía. Una de las doce ciudades jónicas a orillas del Mar Egeo, situada entre el extremo norte del antiguo monte Pion y la desembocadura del río Caístro con su puerto, Ponormo. Ha sido inscrita por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 2015.  Fue un importante centro religioso, cultural y comercial. Sus ruinas son la prueba de su antigua importancia.

 

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Detalle del techo donde se pueden observar las placas trabajadas.

 

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También visitamos las galerías donde se encarcelaba a los cristianos para servir de distracción al pueblo mientras eran comidos por los leones. Esto fue en épocas de Trajano y Adriano, su sucesor.
Visitamos la tumba de San Juan Evangelista y, luego de almorzar, la casa donde vivió, durante sus últimos años, la Virgen María.

 

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Los creyentes dejan bolsas con papeles conteniendo pedidos a la Virgen. También yo lo hice. Es tal la cantidad que hay que las paredes del puente que une la casa con el camino toma un extraño aspecto.

 

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El día siguiente 2 de octubre, visitaríamos Pérgamo, Troya y Canakkale.

En la Antigua Grecia, un Asclepeion era un “templo curativo”, consagrado al dios Asclepio, Esculapio para los romanos. Fue el dios de la medicina y la curación, venerado en Grecia en varios santuarios. En Pergamo están las ruinas del Asclepeion de Galeno. Hoy es territorio turco.

Los peregrinos acudían en gran número a los asclepeia para ser curados. Dormían una noche y, al día siguiente, contaban sus sueños a un sacerdote. Éste prescribía una cura, a menudo una visita a los baños o a un gimnasio. Las serpientes estaban consagradas a Asclepio, por lo que a menudo fueron usadas en los rituales de curación y, las no venenosas eran dejadas reptar en el suelo de los dormitorios donde los enfermos y heridos dormían. Estos dormitorios eran circulares y se oía, permanentemente, sonido de agua para dar serenidad a los durmientes. En los templos no se podía nacer ni morir, por lo que quienes se encontraban en esos trances eran llevados a otros lugares.

Galeno de Pérgamo, más conocido como Galeno, fue un médico griego. Sus ideas dominaron la medicina europea a lo largo de más de mil años. Nació en Pérgamo en 130 d. C., y murió en Roma, Italia.

Desde ahí nos dirigimos, luego de visitar la Acrópolis y el teatro, a Troya, la legendaria ciudad del amor, la guerra y la bravura. Pero por sobre todo, una ciudad mágica.

En ella recorrimos las tres fundaciones, la primera ciudad, la segunda y la tercera, y nos divertimos fotografiándonos en un “caballo de Troya”, preparado para el recuerdo.

 

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El team completo asomando del caballo. Caminar por esos lugares y pensar en lo que fueron en el pasado fue, para mí, conmovedor.

Desde ahí nos dirigimos a Canakkale, ciudad y puerto de Turquía, que pertenece a la provincia homónima, sobre la costa asiática de los Dardanelos. Çanakkale y Estambul son las únicas provincias turcas que tienen territorio en dos continentes.

En esta ciudad se encuentra el caballo que se utilizó para la película Troya y que la comuna lo adquirió. También una pequeña escultura sobre la invasión a la ciudad resuelta en una perfecta y creativa síntesis. Los turcos demuestran su creatividad de muchas formas distintas.

 

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Perfecta síntesis en mármol de carrara y ónix.

 

El día 3, cruzando los Dardanelos, llegamos a Gallipoli. Península cementerio donde murieron 250.000 hombres de cada lado. Hasta el día de hoy los turcos no dejan de admirar el espíritu ANZAC, el espíritu demostrado por los jóvenes australianos y neozelandeses que encontraron ahí la muerte. El gran cementerio es un lugar respetado y cuidado permanentemente. Los turcos tienen su enorme mausoleo y también lo tienen los invasores.

 

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Monumento que conmemora la larga lucha de ocho meses. Churchill tenía 30 años cuando envió a esos hombres a la muerte.

 

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Mausoleo de los ANZAC. Falta en fotos el que recuerda a los turcos.

 

Habiendo terminado el recorrido itinerario acordado, regresamos a Estambul y a nuestro hotel, y yo que pensaba que el día de mi cumpleaños iba a ser muy triste por visitar un cementerio, terminó siendo una experiencia inolvidable y plena de respeto. Conmocionante Gallipoli.

Pero aún así el día no había terminado, y mi querida hermana y mi sobrina, me invitaron a cenar a un excelente restaurante sobre el Bósforo.

 

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No quiero dejar de mencionar la solución que vimos, a lo largo de todas las rutas, al problema del abastecimiento de agua caliente en los hogares: en todos los pueblos que cruzamos, sobre los techos, hay paneles solares, y con ello agua caliente y calefacción en invierno, y sin costo alguno. Dios es grande para quien sabe ver.

¿Qué puedo decirles? Y esto es una apretada síntesis de un paseo maravilloso.

Los días que siguieron recorrimos Estambul y viajamos en sus modernos y limpios subterráneos con gran influencia francesa.

Visitamos la Torre de agua y la mayor de las mezquitas, la de Soliman el Magnífico, que junto con la Mezquita Azul y el Museo Santa Sofía, recortan el horizonte de Estambul. Para que se destaquen los minaretes es que se prohíbe la construcción de rascacielos que rompan su silueta, única en el mundo.

 

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Mezquita de Soliman el Magnífico.

 

Entre otras cosas bellas de Estambul quiero destacar el magnífico monumento a Atatürk que se encuentra en la Plaza Taksim, desde donde salen las peatonales llenas de tiendas de ropa de afamadas marcas y que recorrimos varias veces de punta a punta.

 

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También, el único domingo que estuvimos en Estambul asistimos a misa en una de las iglesias católicas. Esta quedaba próxima a la embajada de Italia, de modo que la misa fue en dada en italiano.

 

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Mercado de las Especias donde todo se puede encontrar.

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Pese a haber estado con anterioridad en Turquía, esta vez la descubrí diferente: limpia, educada, generosa, bella, moderna. Una Turquía para volver a visitar.

Vuelvo a decir que esto es una apretada síntesis de todo lo que recorrí.

 

 

 

Si te perdiste la 1º Parte, acá te dejo el enlace:

«Crónica de un viaje a Turquía – 1º Parte»

 

 

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