A Sebastián (para sus papás)
María Cristina Berçaitz
No crezcas amado mío,
deja que el tiempo se detenga
en tus pocos meses,
tus pocos años.
Nada será más bello en mi vida
que tu sonrisa o tu andar vacilante,
paso a paso, de brazo a brazo,
de pecho a pecho, de corazón a corazón.
No crezcas, amado hijo,
permanece en pañales,
entre pucheros y canciones.
Mamaderas y papillas. Baños celestes en la tina.
No crezcas, amado hijo,
permanece entre mis brazos,
sobre mi hombro, contra mi pecho.
Así cerquita, así siento tu calor.