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Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Mayo 2023

Por MARÍA CRISTINA BERÇAITZ

Mi celular –o móvil–, me avisó de una llamada. Atendí, era Asun.

–Somos tres, necesitamos una cuarta persona para viajar más cómodas, ¿te anotas?

Y ahí fui a este destino que no imaginaba, y frente al cual no tenía expectativa alguna.

Nos encontramos el día 9 de mayo de 2023 en el aeropuerto internacional de Valencia–Manises. Éramos cuatro, tres españolas: Asun, Maricarmen y Mariló, y yo, argentina.

Viajamos a Dubái vía Estambul, con Turkish Airlines. Luego de casi cinco horas de viaje llegamos a Turquía.

El aeropuerto Atatürk, que yo conocía, se ha cerrado para vuelos internacionales. En su lugar encontramos el nuevo Istanbul Grand Airport, o Aeropuerto Sabiha Gökçen, inaugurado en octubre de 2018. Puro lujo, con más de cinco hectáreas de free shop. Su nombre se puso en homenaje a Sabiha Gökçen, conocida por ser, a la edad de veintitrés años, la primera militar y aviadora turca de combate. Fue uno de los ocho niños adoptados por Mustafá Kemal Atatürk, primer presidente de la República de Turquía.

Aeropuerto de Estambul
Mariló en el aeropuerto de Estambul

Lo recorrimos admirando su hermoso diseño y estructura, que luego supimos está protegida por aisladores sísmicos, lo que le permite soportar un terremoto de 7.5-8.0 en la escala de Richter. Se construyó en tan sólo dieciocho meses, y se terminó el 31 de octubre de 2018. Como soy muy curiosa, busqué a su diseñador, el grupo Tekeli–Sisa Architectural Partnership.  

En Estambul abordamos el siguiente vuelo.

Cuatro horas más tarde arribamos a destino: Dubái, Emiratos Árabes Unidos. El aeropuerto es un oasis en medio del desierto. Más de ciento cuarenta aerolíneas operan en él a más de doscientos setenta destinos del mundo.

Pero antes de empezar con el relato de nuestro estupendo viaje, quise conocer un poco de la historia de los Emiratos Árabes Unidos, por lo que escribí una muy breve reseña:

Dubái, ciudad emirato, tiene una superficie de 4114 kilómetros cuadrados, es conocida por su arquitectura ultramoderna, y su lujoso comercio. Las aguas del Golfo Pérsico bañan sus costas.

Tiene una vida nocturna muy animada, que no llegamos a conocer ya que la noche nos encontraba siempre agotadas.

En el perfil de la ciudad descubrimos varios edificios destacables, entre ellos Dubái Frame (similar a un enorme marco para fotos), el Museo del Futuro, y Burj Khalifa, la torre de 830 metros de alto que sobresale por entre todos los rascacielos que dominan el paisaje.

UN POCO DE SU HISTORIA

La historia de los Emiratos Árabes Unidos comienza en la prehistoria y se extiende hasta la actualidad. Ubicada en la Península Arábiga, estuvo habitada por belicosas tribus árabes que se dedicaban al saqueo de los barcos mercantes que se aproximaban a sus costas. Por esto la región era conocida como “costa de los piratas”. Además, muchos pobladores se dedicaban a la recolección de la perla. Recordé la famosa ópera de Bizet, “Los pescadores de perlas”, pero “Los pescadores…” está ambientada en Sri Lanka, la antigua Ceylán.

Dubái data del 3.000 a. C. En esa época era habitada por pastores nómadas. Entre los siglos III y VII estuvo bajo el control del Imperio sasánida, hasta su conquista por parte del Califato Omeya –segundo de los cuatro grandes califatos establecidos tras la muerte de Mahoma–.

Este Califato Omeya, fue un linaje árabe que ejerció el poder primero en Oriente, con capital en Damasco, y luego en Al–Ándalus, con capital en Córdoba, hoy ciudad de España, y que introdujo el islam. Durante mil años su economía estuvo sostenida por el comercio de esclavos, de la pesca y de las perlas.

La capacidad de navegación de esta cultura era enorme. En el siglo XVIII fueron casi los únicos, en la civilización islámica, que adoptaron en un todo las técnicas occidentales de navegación a vela. Llegaron a tener hasta doscientas fragatas con las que ejercían la piratería y el tráfico de esclavos en todo el Golfo Arábigo, la costa Oeste de la India, las islas oceánicas del área y Arabia del Sur, hasta Adén y Socotra, en Yemen, así como el litoral de Somalia y de Kenia, incluidas las islas de Pemba y Zanzíbar, en Tanzania, y la hermosísima isla musulmana de Lamu, en Kenia, que recuerdo con especial cariño, y cuya edificación está realizada con conchas y corales. Inspirada en ella escribí dos cuentos (acotación al margen), “Bajo la luz de la luna y “La leyenda de la princesa de Lamu”, ambos publicados en mis libros 3×6+3 y en Cuento cuentos.

Los ingleses pudieron quebrar todo este mundo a través de la persecución que hicieron de la trata de negros. Esto originó el fin de la prosperidad y los territorios se achicaron visiblemente.

En 1850, el Reino Unido firmó un tratado de paz con los jefes de las tribus para poner fin a la piratería. Así se dio comienzo al protectorado militar británico. Desde ese momento los emiratos pasaron a llamarse Estados de la Tregua, y fueron un protectorado del Reino Unido hasta 1971, año en el que seis de los reinos se independizaron formando una federación: los Emiratos Árabes Unidos. Hoy son una federación de siete emiratos: Abu Dabi, Dubái, Sharjah, Ajmán, Ras al Jaima, Umm al Qaywayn y Fujairah.

El sistema legal se basa en la constitución de 1971. Conservan una gran autonomía política, judicial y económica. Su congreso, el Consejo Federal Nacional, es un órgano consultivo y cada emirato tiene una total independencia. El petróleo es su principal fuente de ingresos. En Abu Dabi, se lo descubrió en 1958 y se estima que tiene reservas para más de 100 años. En Dubái se descubrió en 1966. El 90% de crudo se encuentra en Abu Dabi, seguido por Dubái. Algo también tienen Sharjab –corazón cultural de los emiratos–, y en Ras al Jaima.

Dubái es la ciudad más importante de los EAU, y es considerada la “Nueva York del Golfo Pérsico” debido a su moderna arquitectura, como es el caso del hotel Burj Al Arab, o las Islas Palm, que tuvimos la oportunidad de ver.

Dubái fue fundada por la dinastía Al Maktoum el 9 de junio de 1833 y hoy cuenta con 3.331.000 habitantes. De ellos, el 90% son inmigrantes, en su mayoría llegados de India, Pakistán, Bangladesh y otros países vecinos. Una gran parte trabaja en la construcción un promedio de diez a doce horas por día. Muchos son contratados directamente por las empresas constructoras, que abundan y que mantienen un ritmo frenético. Por todos lados se ven estructuras de hormigón y una inmensa cantidad de grúas. El salario de un trabajador de la construcción ronda los trecientos dólares americanos por mes, monto que, pese a ser bajo, supera lo que ellos podrían ganar en su país, suponiendo que encontraran trabajo. Esta mano de obra vive en las afueras de Dubái, en la pobreza, y aun así mejor que en su tierra. La mayoría comparte habitación con otras ocho personas, teniendo las cocinas, lavaderos y baños comunes en grandes patios; como sucedía en los antiguos inquilinatos de Buenos Aires. Sin embargo, viven mejor que en su país de origen. En los dormitorios tienen aire acondicionado; sin él sería imposible descansar.

Quienes trabajan en los hoteles normalmente viven en ellos gozando de mejores condiciones y con mejores salarios, al igual que los taxistas que obtienen un promedio de mil dólares mensuales.

En Dubái, los emiratíes supervisan sus empresas de servicios financieros, industria petrolera y construcción, que constituyen la mayor fuente de ingresos del país, a los que hoy se suma el turismo.

En 1799 Dubái se independizó de Abu Dhabi. Se convirtió en reino en 1833, cuando la dinastía Al–Maktoum, originaria de Abu Dhabi, la tomó en forma pacífica. El jeque Saeed bin Maktoum bin Hasher Al Maktoum, gobernante desde 1912 hasta su muerte en 1958, es considerado como uno de los padres de Dubái.

La Gran Depresión de 1929 hizo colapsar el mercado de perlas, por lo que, buscando una alternativa, el emir de Dubái, el ya mencionado jeque Saeed bin Maktoum, invitó a comerciantes indios e iraníes a establecerse sin pagar impuestos, logrando así que Dubái fuera uno de los puertos líderes del mundo en reexportaciones, siendo el puerto comercial con más trasiego del Golfo Pérsico desde 1900. Esto constituyó la principal fuente de ingresos para el emirato.

Aún hoy los comerciantes dubaitíes juegan un rol fundamental en asuntos económicos y en la estructura política, habiendo tomado, además, el rol de proveedores de servicios, planificadores urbanos, mediadores culturales y representantes de la región por todo el mundo.

Tras la muerte de Saeed bin Maktoum Al Maktoum en 1958, el jeque Rashid bin Saeed Al Maktoum tomó su lugar, siendo considerado la fuerza impulsora detrás de la gran expansión de Dubái. Falleció en 1990 y lo sucedió su hijo Mohammed bin Rashid Al Maktoum, que impulsó aún más el crecimiento de Dubái. A la fecha sigue siendo él, quien gobierna.

Pocos años antes, en 1963, el dragado de la ría de Dubái habilitó el ingreso en su puerto de barcos de gran calado. Así refloreció la exportación de oro, asegurando que se pudieran llevar a cabo la construcción de importantes obras de infraestructura.

En 1979 un acuerdo entre Abu Dhabi y Dubai decidió que Abu Dhabi tomara el control de los Emiratos Árabes Unidos, mientras Dubái pudo mantener un gobierno en muchos de sus asuntos, principalmente aquellos que tuvieran que ver con el comercio. El descubrimiento de petróleo en 1966 había cambiado su historia.

Luego del primer envío en 1969, el futuro de Dubái como estado autónomo estuvo asegurado, así como su capacidad para dictar las políticas de los EAU más tarde.

Como ya dijimos, en 1971 Gran Bretaña se retiró finalmente del Golfo Pérsico. En las negociaciones para constituir los Emiratos Árabes Unidos, Dubái y Abu–Dhabi, se aseguraron el control del país (EAU). En 1973 introdujeron el dirham, la moneda de los emiratos. Abu Dhabi y Dubái son los únicos que tienen poder de veto en asuntos de importancia nacional, mientras que los otros emiratos sólo tienen voto.

Cuando el suministro mundial de petróleo se termine, o deje de ser necesario, Dubái sobrevivirá gracias a la expansión comercial que mantiene desde hace siglos. Su comercio con Irán es similar al que tiene Hong Kong con la República Popular China.

Se prevé que el suministro de yacimientos petrolíferos se terminará hacia finales de 2029. Sin embargo, la industria del turismo, y otras, proporcionarán los ingresos necesarios para mantener su expansión.

Las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase en una sociedad dominada por hombres, sin perspectivas de ocupación laboral o mayor posición social.

Hasta aquí un poco de historia para poder comprender un mundo tan alejado de mis conocimientos.

Príncipe Hamdam bin Mohammed al Maktoun, conocido como Fazza, seudónimo con el que suele firmar su poesía, es hijo del emir Mohammed bin Rashid Al Maktoum y de la primera esposa, la bella Hind Bint Maktum Bin Juma Al Maktum, de origen libanés. Ya ha sido designado por su padre para sucederle. Recordemos que entre los árabes hay muchos poetas, como Khalil Gibram Khalil, nacido en Besharre, Líbano, el 6 de enero de 1883.  

El Jeque Muhammad ibn Rashid Al Maktoum, nació el 15 de julio de 1949 en Ala Shindagha, Dubái, ciudad que hoy cuenta con un moderno museo donde se puede conocer la historia del país.

Mohammed comenzó su mandato el 5 de enero de 2006.

Algunas de las frases del Jeque Muhammad ibn Rashid Al Maktoum, que despertó mi admiración por su gran personalidad, su visión de futuro y la concreción de sus anhelos:

The word impossible is not in the leaders’ dictionaries. No matter how big is the challenges; strong faith, determination and resolve will overcome them. La palabra imposible no está en los diccionarios de los líderes. No importa cuán grandes sean los desafíos; la fe fuerte, la determinación y la resolución los superarán.

LLEGADA A DUBÁI

Regresemos al momento de nuestro arribo. El aeropuerto se encuentra en el distrito de Al Garhoud, a cuatro kilómetros al sureste de Dubái.

Desde el aeropuerto se llega a la ciudad, distante casi veintiséis kilómetros, a través de la carretera E11, también conocida como autopista Sheik Mohamed Bin Zayed (emir de Abu Dabi y anfitrión del rey Juan Carlos de España). Esta carretera nace en Al Silah, en el emirato de Abu Dabi, y termina en la frontera con Omán del emirato de Ras al Khaimah. Se comenzó a construir en 1971 y se concluyó nueve años más tarde. Saliendo de la ciudad, se amplía hasta ocho carriles en cada dirección a lo largo de cincuenta y cinco kilómetros.

En su recorrido recibe distintos nombres.

Transcurre paralela al Golfo Pérsico y es una de las calles más bellas de Dubái. Partiendo desde el aeropuerto hacia la ciudad vimos, a ambos lados del camino, modernos rascacielos, edificios lujosos e iluminados: una explosión de color en la que predomina el azul. A esto siguió una sucesión de comercios de venta de muebles y elementos para la decoración; más adelante fueron apareciendo los edificios emblemáticos de Dubái, como las Emirates Towers, el World Trade Center y el Burj Khalifa –el rascacielos más alto del mundo–. Su recorrido, cuando la noche estaba instalada y las luces iluminaban los distintos edificios, nos permitió disfrutar la belleza de su moderna arquitectura.

Paralelo a la costa corre el Metro de Dubái, una red totalmente automatizada (sin conductor). Cuenta con dos líneas cuyo funcionamiento es subterráneo en el centro de la ciudad y en viaductos elevados en otras zonas. Esto agrega, si fuera posible, una nota más de modernidad al recorrido.

Llegamos al hotel Marriott Al Barsha, situado en plena ciudad. Habían pasado las doce de una noche cálida.

Nos separamos en dos habitaciones, siendo mi compañera Asun, quedando Maricarmen y Mariló en otra.

Ya era 10 de mayo. Ese día comenzaría nuestra aventura.

DÍA 10 DE MAYO

A las diez de la mañana, conocimos a nuestro guía de habla española, el joven Junaid, de veintiocho años, rostro de bellas facciones y hablar pausado y dulce. Y a nuestro chofer, amable y siempre elegante Kishore, de alrededor de cuarenta años. Ambos indios lucían una hermosa y permanente sonrisa en sus rostros morenos.

Durante más de dos horas estuvimos transitando la ciudad.

DUBÁI PALM ISLAND 

Una de las bellas sorpresas que tuvimos esa mañana fue conocer Palm Jumeirah, isla artificial con forma de palma datilera, que identifica al emirato.

Para poder ilustrar lo dicho, tomé prestada esta foto de internet.

Palm Jumeirah es la más pequeña de este conjunto de tres islas artificiales –las más grandes creadas por el hombre–, y se encuentra ubicada sobre el área costera de Jumeirah, en Dubái. Está formada por un tronco, de más de dos kilómetros de largo, una corona con diecisiete frondas (o ramas) y el Crescent, o isla circundante que actúa como rompeolas.

Palm Jumeirah es principalmente un área residencial, donde la belleza y la tranquilidad ayudan al ocio y al relax. Cuenta con playas, puertos deportivos restaurantes, cafeterías y comercios.

Las diecisiete frondas están distribuidas en ocho a cada lado del eje central. En ellas se encuentran pequeñas residencias con piscinas y playas privadas.

En la parte superior, la última fronda, conecta el conjunto con Crescent Rd, The Palm Jumeirah, lugar donde se ubican hoteles de renombre internacional.

Visitamos dos de ellos, el Hotel Jumeirah Zabeel Saray Hotel, con decoración otomana, y el Hotel Atlantis, paraíso de entretenimiento para todas las edades. Ambos tienen playa privada y vistas al Golfo Pérsico. También cuentan con un centro turístico con animales marinos.

Un monorriel de más de cinco kilómetros conecta la isla artificial de Palm Jumeirah con el continente. Está proyectada una nueva extensión que unirá este monorriel con el metro.

Hotel Jumeraih Zabeel Saray
Asun en el interior del Hotel Jumeraih Zabeel Saray
Hotel Jumeraih Zabeel Saray
Bar del Hotel Jumeraih Zabeel Saray
Otro ángulo del bar

HOTEL ATLANTIS

Interior del Hotel Atlantis
Otra vista del interior del Hotel Atlantis
Màs del Hotel Atlantis
Bar del Hotel Atlantis
Vista de la playa privada
Playa privada y piscina del Hotel Atlantis
A lo lejos la silueta del Burj Al Arab, único hotel de siete estrellas y el más alto del mundo
Hotel Burj Al Arab, en árabe “la torre de los árabes”, tiene 321 metros de altura. Está construido sobre una pequeña isla artificial y unido a tierra a la altura de las playas de Jumeirah

El Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum posee dos islas artificiales privadas, una de ellas es Dubawi.  

Me hizo recordar a Onassis y su isla Skorpios. ¿Por qué no? Pero estoy segura de que aquella no sería tan fastuosa como esta.

Pero esto no es todo: se están construyendo Las Islas The World (el mundo), un archipiélago formado por doscientos sesenta islas agrupadas con forma de mapamundi, que representan los continentes, ubicado en Dubái a lo largo de doscientos treinta y dos kilómetros de costa.

El paseo continuó y pudimos visitar el mercado del oro, que al que regresaríamos más adelante.

Mercado del oro

Antes de regresar al hotel pasamos por la mezquita y centro Al Farooq Omar bin Al Khattab, en el barrio residencial de Al Safa en Dubai. Un barrio en el que se puede caminar y vivir; un barrio amable y habitable.

El edificio formado por la mezquita y el centro cultural fue construido para que aquellos, que no son musulmanes, puedan descubrir la fe islámica, rezar o simplemente admirar la belleza de su interior. Es un remanso de paz y armonía, un centro religioso y cultural en pleno barrio Al Safa.

Inspirada en la Mezquita Azul de Estambul, su diseño guarda el estilo otomano con inspiración andaluza. Su altura es de treinta metros y es una de las más grandes de los EAU, con una capacidad para dos mil fieles.

Recordemos que hombres y mujeres van separados, los primeros deben descalzarse y las segundas cubrirse casi totalmente, menos cara, manos y pies.

Mezquita Al Farooq Omar bin Al Khattab. Exterior
Detalle del exterior de la mezquita Al Farooq Omar bin Al Khattab
Otra vista del exterior

Interior de la mezquita Al Farooq Omar bin Al Khattab

Ya era mediodía y regresamos al hotel. Teníamos pensión completa y esta sería nuestra primera comida, que fue larga y trabajosa…, pero que no dejó de ser divertida. Los primeros platos nos los sirvieron a Maricarmen y a mí, mientras Asun y Mariló quedaron a la espera… que se hizo eterna. Nosotras aguardábamos a que ellas fueran servidas.

En un momento dado, solicitamos a los camareros que se dieran prisa, pues la hora pasaba y la nada llegaba. De pronto tuvimos frente a nosotras los cuatro primeros y los cuatro segundos platos que llenaron toda la mesa. Para aumentar la confusión, Asun y Mariló comenzaron a intercambiar bocados de plato a plato en una mesa en la que casi no cabían las copas. Los cubiertos iban de un lado a otro mientras comentaban a dúo qué se estaban sirviendo. Todo estalló en una carcajada cuando la españolísima Maricarmen pegó el grito de: “¡Menudo follón habéis armado vosotras con la comida!”.

Con el correr de los días, los camareros comenzaron a conocer nuestro ritmo hasta que, finalmente, la última cena fue servida casi con los intervalos correspondientes.

De todos modos, a la hora convenida estábamos listas para salir a pasear para conocer el barrio Al Souk Al Kabir, en el elegante distrito histórico de Al Fahidi. En él hay galerías de arte, restaurantes con terrazas, casas de té con patio y casas de piedra, tradicionales. También el Zoco de las telas, del oro y de las especias, donde nos convidaron con una deliciosa infusión de la cual compré unos gramos. Luego de varios intentos logré preparar, en mi casa, algo bastante similar a aquello que nos convidaron.

Al Souk Al Kabir
Bote antiguo para veinte remeros, auténtico, en exposición en el ingreso de Al Souk Al Kabir
Se lee: Bienvenidos a Al Fahidi Historical Neighborhood

Casa típica del barrio. Se pueden ver los retratos del presidente y del vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahayan y Mohammed bin Rashid Al Maktoum, respectivamente.

Maricarmen atenta a las explicaciones de Junaid, nuestro guía

Completada esta visita nos dirigimos al Zoco. Para esto cruzamos en una lancha de una a otra orilla, al igual que los obreros que regresaban a sus hogares. Recordé en Estambul el regreso de los hombres a sus casas. Subían a una lancha –que les servía de puente–, para llegar a otra que sería su transporte. En la lancha–puente se asaba el pescado. Un aroma delicioso llenaba el espacio. Ellos compraban un pan con pescado y se lo iban comiendo durante el trayecto. El deseo de imitarlos me duró hasta que regresé a mi hogar y pude, finalmente, ¡comer pan con pescado!

Hombres regresando a sus hogares
Desde nuestra lancha
Paisaje desde nuestra lancha
Mercado del oro, telas y especias

Maricarmen y Mariló en el ingreso a los mercados

Observando las llamativas vidrieras del oro. Acá nos apuntamos todas, pero no nos gustó el color, demasiado amarillo, por no hablar de los diseños extravagantes.

Maricarmen y Mariló. ¿Realmente alguien usará esas joyas?
Asun frente a los escaparates donde se pueden apreciar los adornos realizados en oro.

Una vez terminado el recorrido del mercado regresamos por otra vía, esta vez terrestre. El destino era la emblemática Burj (Torre) Khalifa.      

A lo lejos se percibe Burj Khalifa
Perfil de la ciudad contra el horizonte
Emirates Tower

 

BURJ KHALIFA

Burj Khalifa a la distancia. En primer plano se distingue el metro de Dubái

Burj Khalifa es, hasta la fecha, la estructura más alta del mundo. Construida entre los años 2004 y 2010, es una torre de ochocientos treinta metros de altura. Está situada en Downtown Dubái, junto a la avenida Jeque Zayed,que atraviesa la ciudad. Fue nombrada así en recuerdo al Jeque y presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Jalifa bin Zayed Al Nahayan, nacido en 1948 y fallecido en 2022.

Entre la planta diecinueve y la planta ciento ocho de Burj Khalifa, se encuentra el sector residencial. Esos pisos pueden costar entre dos a seis millones de dólares. Solo aptos para magnates.

Su diseñador y creador fue Adrian Smith, premiado arquitecto nacido en Chicago el 19 de agosto de 1944. Gran parte de la construcción fue financiada por la familia del emir Mohamed bin Rashid Al Makotum.

Viajando en modernos ascensores que se desplazan a una velocidad de diez metros por segundo, nos tomó poco más de un minuto llegar al nivel ciento veintiocho, desde donde pudimos admirar la ciudad de Dubái.

Vista desde el piso ciento veintiocho de Burj Khalifa
Bella vista de la ciudad
Otra vista desde el piso ciento veintiocho de Burj Khalifa

Desde Burj Khalifa se puede observar un lujoso hotel en el que sus dos torres están unidas por un puente en el que se destaca una piscina.

A los pies de Burj Khalifa, la fuente de Dubái dibuja diariamente, coreografías de chorros y luces al ritmo de una música internacionalmente conocida, como El Guardaespaldas, cantada por Whitney Houston, que hizo aflorar lágrimas en los ojos de Asun.

Desde el nivel cero de Burj Khalifa. A lo lejos se pueden observar las aguas danzantes
Las cuatro integrantes del tour. De izquierda a derecha: Asun, Maricarmen, Cristina (yo) y Mariló
En el Mall que se encuentra en la base de Burj Khalifa, un acuario, con sirena y buzos encanta a grandes y niños
Junaid, nuestro guía, destacándose contra el perfil de la bella ciudad

Luego de este largo día de paseo por un lugar sorprendente, que finalizó con buena música mientras las aguas danzaban, regresamos al hotel para una deliciosa cena compuesta por platos internacionales bien presentados. Pese a que el alcohol está permitido en los hoteles, siempre bebimos agua.

DIA 11 DE MAYO

Luego de desayunar nos dirigimos al Dubái Frame, que se podría traducir como el Marco de Dubái. 

Sus ciento cincuenta metros de altura buscan complementar el paisaje urbano con un observatorio que ofrece vistas despejadas de la “Vieja Dubái”, en el norte, y de la “Nueva Dubái”, en el sur.

Dubái Frame es un proyecto del arquitecto mexicano Fernando Donis, ganador de un concurso de diseño organizado por el Gobierno de Dubái. Alega Donis que le robaron la propiedad intelectual y se le negó el crédito por el diseño, ya que el contrato que le ofrecieron era inaceptable. Sin embargo, él siempre será su diseñador.

Fernando Donis pensó que, siendo Dubái una ciudad llena de emblemas, una alternativa era diseñar un edificio que los enmarcara, y no un edificio emblemático más. Así construyó un vacío de ciento cincuenta metros de altura formado por dos torres paralelas unidas por una plataforma de ciento cinco metros. Esta plataforma tiene un piso transparente a través del cual se puede observar la ciudad. De esta manera Dubái Frame enmarca el pasado, el presente y el futuro de la urbe. Su construcción se inició en 2013 y se inauguró cinco años más tarde. Está realizado en vidrio, acero, aluminio y concreto. El edificio–marco está rodeado de jardines.

Jardín hidropónico en el exterior de Dubái Frame
Cristina, en el acceso a Dubái Frame

 

Dubái Frame
Mis compañeras de viaje en los jardines que rodean Dubái Frame
Vista entre los árboles que la rodean

Se ingresa a Dubái Frame a través de su pasado, recreado con gran ingenio. La ilusión nos hace recorrer una calle de barrio, como Al Souk Al Kabir, y entrever por las ventanas qué sucede en el interior de talleres y viviendas. Un vídeo que se reproduce tras las rejas simuladas produce la sensación de estar en aquellos tiempos. Las calles que lo recorren se confunden con las fotos en perspectiva del barrio.

Asun en el interior de Dubái Frame
Junaid, Maricarmen y Mariló en una calle que se prolonga en perspectiva fotográfica
Asun “espía” a un trabajador en su tarea

En el ascensor hacia la plataforma superior de Dubái Frame
Vista desde el ascensor de Dubái Frame

Otra vista desde el ascensor de Dubái Frame
Dubái antiguo desde la plataforma de Dubái Frame
A lo lejos el moderno Dubái
Dubái
Policroma vista de Dubái desde el piso de vidrio transparente
Vista desde el piso de vidrio
Mariló camina sobre el piso de vidrio. Frente a ella las fotografías del presidente y el vicepresidente de EAU
Vista de la plataforma superior
Vista desde el interior del ascensor
  Una de las columnas de Frame Dubái durante el descenso
Base de Frame Dubái
 A los pies de Frame Dubái
Detrás de mí, Frame Dubái

MUSEO DEL FUTURO

El Museo del futuro, de forma de toroide asimétrico –podemos imaginar un neumático o una donut ovalados y asimétricos, con un enorme vacío interior–, está revestido con acero y cristal, y su color es gris plata.

En la totalidad de la fachada existen caladuras diseñadas por el artista emiratí Mattar bin Lahej, que también sirven para el ingreso de luz. Estas son artísticos caracteres árabes en los que se leen tres frases del jeque vicepresidente de los EAU, Mohammed bin Rashid Al Maktoum.

Una dice lo siguiente: “El futuro pertenece a quienes pueden imaginarlo, diseñarlo y ejecutarlo. No es algo que esperas, sino que creas.”

Otra: “No viviremos cientos de años, pero podemos crear algo que dure cientos de años.”

Y la tercera: “El secreto de la renovación de la vida, del desarrollo de la civilización y del progreso de la humanidad está, en una palabra: innovación.”

Las poéticas y sabias palabras del Sheikh Mohammed, y el arte de bin Lahej, son un llamado a la juventud a ser ambiciosa en su búsqueda de esfuerzos, sueños y aspiraciones.

Se dice que el Museo del Futuro es uno de los más bellos del mundo. Su diseñador es el arquitecto Shaun Killa, reconocido en Dubái en el campo de la arquitectura.

Ignoro si es uno de los más bellos, pero no puedo dejar de reconocer que es uno de los más sorprendentes, tanto en su exterior como en su interior. El impresionante diseño carece de columnas y descansa en una red de vigas diagonales. Hoy esto se puede hacer gracias al desarrollo de la tecnología tridimensional. Con ella también se pudo lograr un equilibrio óptimo con las caladuras exteriores, donde la luz natural, la ganancia de calor y el uso del aire acondicionado se combinan para lograr una mayor economía de electricidad, sin alterar la estética arquitectónica.

El Museo del Futuro tiene una altura de setenta y siete metros y se asienta sobre un jardín donde conviven cerca de cien especies de árboles y plantas; esta área verde tiene forma de colina. El paisaje fue planificado para albergar flora autóctona que se adapta al clima desértico, y está abastecido por un sistema de riego inteligente. Hay que tener en cuenta que Dubái soporta temperaturas que llegan cerca los cincuenta grados durante el verano.

Este museo representa la visión de futuro de Dubái.

Inaugurado el 22 de febrero de 2022, explora, mediante la ciencia y la tecnología, la evolución de la condición humana en las próximas décadas y presenta al visitante ilimitadas posibilidades del futuro.

A la izquierda de la foto se ven la colina y el Museo del Futuro.

No sólo este museo quiere proyectarse al futuro, también encierra el pasado, que incluye los dispositivos diseñados y usados por los musulmanes durante la Edad de Oro del islam; algunos de estos dispositivos ayudaban en la navegación, otros a la medición del tiempo; también utilizaban el mapeo celeste.

Pero era imperativo para Dubái salir del pasado para alcanzar al resto del mundo.

En 1971 los EAU no contaban con educación básica, red eléctrica, y mucho menos tecnología o informática. Hoy están a la vanguardia en muchos de estos campos.

Es por eso por lo que el foco del museo está puesto en un futuro sostenible, sin desdeñar el pasado país petrolero. Las futuras generaciones incorporarán desde la inteligencia artificial hasta la realidad aumentada. Se supone que esto podrá mejorar nuestras vidas, en realidad la de los futuros habitantes del mundo, entre los que no me encontraré; pero estaré aplaudiendo desde otra realidad.

Los visitantes tenemos la oportunidad de interactuar con esta tecnología. Cada piso está diseñado para enfocar distintos temas, como los viajes espaciales, la vida, el cambio climático, la ecología, la salud, el bienestar y la espiritualidad.

Hall del Museo del Futuro

Ingresamos al moderno hall y nos dirigimos a la fila de acceso a la intimidad del museo. El espacio estaba surcado por drones con formas extrañas que nos filmaban al tiempo que patrullaban para ver que nada sucediera. Cada tanto podía verse a alguien del cuerpo de seguridad vigilando discretamente.

Por grandes grupos nos dirigimos a un espacio donde se nos proyectó una película informándonos qué veríamos en el museo.

Se puede observar un dron sobrevolando la sala

Luego, la voz de una ‘guía de inteligencia artificial’ nos condujo a un gran ascensor, con el que fuimos eyectados, cual tripulantes de una nave, al espacio infinito. Vimos cómo se achicaba la Tierra a nuestros pies.

Al llegar a destino vislumbramos el sistema solar y miramos a nuestro pobre planeta saqueado por el hombre, desde una dimensión desconocida.

En ese viaje a través del tiempo pudimos tener una visión de la transformación de los Emiratos, desde un pequeño país hasta un país alimentado por la riqueza del petróleo y del gas. Había que desarrollarse, y hacerlo rápido para alcanzar al mundo.

Este museo nos muestra el deseo de Dubái de ser considerada una ciudad moderna e inclusiva.

Tuvimos la oportunidad de interactuar con una tecnología revolucionaria.

Cristina (yo), como instructora de manejo de robot en la luna

Cada piso está diseñado para que interactuemos, y los temas son: el futuro de los viajes espaciales, la vida, el cambio climático, la ecología, el bienestar y la espiritualidad.

Una de las áreas más interesantes que visitamos fue el depósito donde se conservan el ADN de infinidad de plantas y de animales, incluso algunos en peligro de extinción, como el oso polar.

Interesante espacio central del museo montado con espejos donde se ve cómo se guarda el ADN, (muchos de ellos ilusorio) de la vida en la Tierra. Más adelante serán reales.

También pudimos interactuar con elementos de la naturaleza, como el agua, la arena, y acercarnos al Islán, cuyas huellas fluyen por todo el museo que incluye un espacio de meditación amplio, guiado por vibración, luz y sonido de agua, elementos indispensables para las tribus en la Península Arábiga.

Tengo que ser sincera, este Museo del Futuro fue muy shockeante, quizás demasiado para mí. El mundo cambia rápidamente y hacia otra dimensión …y yo me pierdo.

Pero aún faltaba lo mejor: Un robot inteligente.

 Las máquinas del futuro

En el centro de la sala un robot responde preguntas. Alguien dijo: “¿Cómo me llamo?” y la respuesta fue: “Este es un Museo del Futuro, por favor, haga una pregunta más inteligente.”

A mi pregunta: “¿Cómo se reproducirá el hombre en el futuro?”. Respondió: “Es una pregunta interesante”, se llevó la mano a la barbilla, como pensando. “No tengo una respuesta, pero aspiro a que la humanidad sea más amigable” –dijo.

Todo es diseño
En el piso coloreado se desarrolla un espacio dedicado a los niños, pensado para permitir a los padres recorrer el ‘futuro’ con tranquilidad.
Visión del exterior desde el interior

Asun y yo nos habíamos alejado de Maricarmen y de Mariló que se habían detenido unos momentos a meditar en ese espacio tan acogedor preparado para ello. Salimos a la terraza donde un grupo de visitantes sacaban fotos. Y vimos a un joven, como todos impecable en su ropa blanca, y le pedimos permiso para fotografiarlo y fotografiarnos con él. Luego supimos que era un periodista televisivo y la gente hacía fila para conseguir su foto.

Blanco absoluto de la vestimenta

Los hombres tienen varias chilabas para cambiarse durante el día, para lucir así impecables

Una argentina, un emiratí, una española y tres sonrisas
¡Maravilla de diseño! El artista emiratí Mattar bin Lahej logró plasmar las caladuras con gran belleza
Escalera circular
De izquierda a derecha: Junaid, Maricarmen, Cristina, Mariló y Asun
Dejando el Museo del Futuro
 Exterior donde se puede observar el riego inteligente

El objetivo del Museo del Futuro es, entre otros, crear una red de información con las principales instituciones y centros científicos del mundo para profundizar y desarrollar las tendencias futuras; también pensar en la salud y en la biodiversidad del planeta en una ciudad que celebra el consumismo y el lujo como pocas.

Si bien el museo plantea el futuro de Dubái sobre tres elementos básicos: la colina, la estructura y el vacío, este último representa el conocimiento futuro aún no revelado.

El llamado Proyecto Sol: imagina la luna cubierta con paneles solares que dirigen la energía a la tierra, donde la humanidad prospera. Bjrkle Ingels, el joven arquitecto danés estaría muy feliz de participar en este proyecto.

El Museo del Futuro está ubicado a los pies del Hotel Emirates Towers, rascacielos de trecientos nueve metros de altura, que cuenta con cuatrocientas habitaciones y suites, todas con baño de lujo. Entre otras atracciones tiene una planta pensada únicamente para mujeres: la Chopard Ladies Floor.

¿Se encontrará en este hotel la famosa grifería de oro? En nuestro modesto hotel de la cadena Marriot no existe.

BURJ AL ARAB (Torre Árabe)

Luego de recorrer y soñar con esta muestra de un futuro que muchos no conoceremos, nos dirigimos a un presente que ayer fue sueño ambicioso y hoy es realidad: el hotel Burj Al Arab, inaugurado 1 de diciembre de 1999.

Maricamen, atrás Burj al Arab

Este hotel, con forma de vela de barco, fue construido frente a Jumeraih Beach, llamada antes Chicago Beach pues en sus orígenes la Chicago Bridge & Iron Company soldó en ese predio, gigantescos tanques flotantes de almacenamiento de petróleo. Por esta razón, esta isla artificial es, en realidad, tierra recuperada.

Burj Al Arab es considerado un hotel siete estrellas, aunque no lo sea. Mide trecientos veintiún metros de altura y está situado en el mar, a doscientos setenta metros de la playa. No ingresamos, pero pudimos fotografiarlo de lejos.

Cuenta con dos piscinas frente al mar. Sin embargo, no las vimos. Una de ellas fue construida directamente sobre el agua, y ocupa un espacio más allá de la vela; desde la vela y a través de un puente acceden los huéspedes hasta las mentadas piscinas y hasta el enorme solárium que se encuentra entre ambas.

El hotel está edificado sobre una isla artificial construida en el Golfo Pérsico frente a las playas de Jumeirah. Estoy segura de que en Burj Al Arab la grifería es de oro macizo; pero el agua sale igual a través de una de acero inoxidable, (consuelo para quienes no podemos acceder a él).

El hotel puede visitarse mediante un tour, o ir a cenar, o beber una copa en el bar situado en el piso veintisiete, teniendo de vista por un lado, las aguas del Golfo Pérsico, y por otro la ciudad. En fin, posibilidades hay de entrar en él. Solamente se necesitan tiempo y dinero.

Su diseño lo llevó a cabo la consultora Atkins, dirigida por el arquitecto Tom Wright quien, una vez separado de la consultora, formó su propia sociedad con los arquitectos, Hakim Khennouchi y Geku Kuruvilla (WKK) iniciales suyas y de sus socios.

La forma del hotel Burj Al Arab es la de una vela de spinnaker, y para su localización se buscó un área desde la cual su sombra no cubriera la playa. Como es habitual en Dubái, no dejaron de investigar hasta el menor detalle.

Me apasionó todo lo referente a Dubái, sobre todo la arquitectura. No es fácil construir en el desierto, ni por el suelo ni por las famosas tormentas de viento y arena que cada tanto suceden.

Esta vela clavada junto al mar se ve desde lo alto cuando sobrevolamos la ciudad en tanto nos acercamos a ella, y desde esta vela se ven las arenas doradas a un lado y el azul del golfo al otro; ambos colores se pierden a lo lejos hasta fundirse con el cielo.

Esta ciudad emirato se levantó desafiando todas las leyes de la física.

Para construirla se llamó a los mejores del mundo en cada rubro. Dinero bien empleado, diría yo. Además, dinero que produce dinero. Quisieron y quieren mostrar su país y mostrarse al mundo, alcanzarlo, proyectarse…, incluirse.

En los EAU los edificios se asientan sobre arena, y para ello debe buscarse la mejor solución. Es apasionante ver y aprender cómo se ha construido el hotel Burj Al Arab con forma de vela, sobre la isla de tierra recuperada –el predio de Chicago Bridge & Iron Company, como dijimos antes–, y que parece emerger del mar.

El hotel está asentado sobre una balsa o capa superficial de grandes rocas, rodeada de un panal de hormigón para proteger los cimientos de la erosión. Esta balsa en forma de flor (que sirve de base), traslada a su vez las fuerzas mediante ciento noventa y cuatro pilotes de cuarenta y ocho metros de largo cada uno, clavados en la arena y vaciados (rellenados) en el lugar. La base, o balsa, está conformada por el mencionado reticulado de acero. Tiene cuatro metros de altura y se vaciaron en ella doce mil metros cúbicos de cemento, vaciado que tuvo que hacerse durante la noche a causa del calor. Además, se agregó hielo a la mezcla para que no fraguara con excesiva rapidez; práctica común porque, cuando se vierte el concreto en grandes cantidades genera calor, independientemente del clima. Este vaciado (vertido del cemento) se hizo por sectores. Cuando el edificio se levantó, el cimiento cedió cinco centímetros. Eso estaba en los cálculos. Hasta ahí es lo conocido, pero… y acá lo sorprendente:

Todo esto, base y pilotes, tienen electricidad constante, pues de lo contrario el edificio colapsaría durante una de las duras tormentas de arena. Increíble, ¿no?

Los mejores ingenieros geotécnicos del mundo trabajan y trabajaron en Dubái, como Clyde Baker, fallecido no hace mucho.

Si tuviera más conocimientos podría seguir profundizando en los cimientos, pero dada mi ignorancia, pasaré a cosas más simples.

Este hotel cuenta con cosas estupendas, como el restaurante L’Olivo at Al Mahara, ubicado bajo el mar y rodeado por vidrios conformado un acuario, por lo que nos sentimos dentro de uno cuando estamos en él. En este acuario nada un pez llamado George. La cena es tipo menú degustación con cinco platos y su costo es de un mínimo de 438 €.

Obviamente es un lugar donde uno puede sentirse reina, o sirena, o lo que más nos guste. Con mis compañeras de viaje estudiamos nuestras posibilidades económicas… y comimos en otro lado. También hay un bar en el piso veintisiete, con vistas al golfo y a la ciudad, y varios otros restaurantes. Todo es grandioso en Burj Al Arab.

No olvidemos que tanta muestra de poderío económico siempre genera críticas, muchas de ellas demoledoras. Pienso que es una maravilla todo lo visto en Dubái. Además, no conozco monumento en el mundo que no haya sido construido para demostrar el poder, ya fuera político, religioso o económico. Y esos monumentos los admiramos aún hoy, y más allá del placer estético que nos proporcionan, despiertan nuestro interés y admiración.

Como correctas y aplicadas turistas, regresamos a nuestro hotel para comer. Esa tarde y noche viviríamos la experiencia que mi ánimo esperaba ansiosamente:

LA VISITA AL DESIERTO

Cuando, a la hora convenida pasaron por nosotras, el conductor era otro. Este estaba habilitado para conducir en las dunas. No cualquiera puede hacerlo, tanto por la dificultad de orientarse en el desierto, como por el conocimiento del lugar sabiendo dónde las arenas son firmes para no quedarse con las ruedas ‘encajadas’.

Luego de hora y media de marcha por caminos pavimentados, llegamos a un lugar donde estaban reunidos varios vehículos.

Era necesario quitar aire a los neumáticos para transitar la arena.

Ahí pudimos beber un café, comprar algún recuerdo o hacer uso de los lavabos. A los pocos minutos seguimos la marcha. Pronto todo cambió.

Nuestro chofer nos llevó a la cima de una duna y desde allí nos desbarrancamos a algo que parecía ser un gran pozo sin fin. Luego volvimos a subir.

La velocidad aumentaba y los saltos nos llevaban de uno a otro lado del habitáculo del vehículo.

Por mi posición podía agarrarme fuertemente a una de las manijas del techo. Subíamos y bajábamos por los montículos de arena.

Nos sacudíamos de uno a otro lado. Por momentos parecía que volcaríamos.

El desierto, infinito como el mar

Era demasiado jaleo. Mariló pidió un alto y descansamos un momento en medio de la nada. Para continuar solicitamos que el ritmo fuera otro, más lento. No tanta sacudida, no tanta adrenalina. Más calmo.

Habíamos hecho la mitad del camino. La media hora restante fue menos azarosa.

  Las dunas
  Junaid, contra sol
Ese vehículo parece un juguete en medio de las arenas
Un alto en el camino
¡Exultante en el desierto!
¡¡¡Esta arena no quema!!!

Finalmente llegamos al oasis. Un sector en el desierto rodeado por una empalizada de madera. Dentro, una parrilla con un gran fuego debajo y una enorme cantidad de carne asándose sin prisa. Más allá, un montículo desde el cual los jóvenes se dejaban caer sobre tablas deslizándose por las arenas. Maricarmen fue la única valiente que quiso arriesgarse.

  Ocaso en el desierto. Sin palabras

También estaban los camellos, con la boca convenientemente cubierta para evitar que escupieran a los eventuales jinetes. Las cuatro nos animamos y, como niñas, dimos una pequeña vuelta.

Recordé en Kenya el largo recorrido que hice con mis compañeros de safari, y que reflejé en Amanecer en África, la novela que escribí a mi regreso, y que tantas satisfacciones me ha dado.

Azun y Cristina
Mariló y Maricarmen
Maricarmen, Cristina, Asun y Mariló
Asun y Mariló
Cristina
 Anochecer en el desierto

Luego llegó el momento de degustar aquello que se estaba asando, y de disfrutar del espectáculo: el hombre de fuego, un bailarín que formaba distintas figuras con antorchas y giros, y una danzarina que, con sus movimientos ondulantes semejaba las arenas del desierto.

El hombre de fuego

Una vez caída la noche, regresamos al hotel. Hermoso final para un día espléndido.

DÍA 12 DE MAYO

VISITA A ABU DHABI GRAND MOSQUE

La visita a la Gran Mezquita Sheikh Zayed ibn Sultán Al Nahayan, fue inolvidable. Su nombre fue puesto en honor al primer presidente de los EAU, fallecido en 2004.

La mezquita fue construida entre 1996 y 2007. Es la más grande de los Emiratos y puede ser visitada por personas de otras confesiones religiosas.

Mariló preparada para ingresar. Se puede leer la palabra “Tolerancia”

Tiene cuatro minaretes de ciento siete metros de altura, ochenta y dos bóvedas de siete tamaños diferentes. Las más grandes fueron construidas con panales de hormigón prefabricados, las pequeñas se construyeron in situ con fibra de vidrio. Sus más de veintidós mil metros cuadrados, la convierten en una de las mayores del mundo.

Está construida a diez metros sobre el nivel de la calle y sin edificios a su alrededor, así su belleza se destaca en el paisaje.

Su exterior está recubierto por mármol blanco y bronce, y brilla al sol; está rodeado por estanques cubiertos por cerámicas azules donde se reflejan las columnas y los arcos.

Se dice que los espejos de agua fueron construidos para que se asemejase al Taj Mahal.

El estanque periférico separa y protege la mezquita, dándole un aspecto semejante a la gran obra india. De noche la iluminación cambia de color según el ciclo lunar.

Según se avanza y se accede cruzando un puente, se llega a un corredor techado construido por columnas, arcos y bóvedas.

No pudimos visitar las salas de abluciones, una para hombres y otra para mujeres, construidas con mármol verde y blanco.

Todo es de una delicada belleza.

El corredor techado tiene más de mil cien columnas de mármol blanco decoradas con incrustaciones de piedras preciosas y semipreciosas, con motivos de inspiración musulmana. Para ello se han usado amatistas, ónix rojo, lapislázulis y nácar, entre otras.

Las cuatro turistas en el corredor de columnas donde la perspectiva puede apreciarse en todo su valor.

Ese corredor nos lleva hasta el gran patio donde se puede ver la fachada interior y la belleza del piso de mármol finamente decorado.

El gran patio delantero con el solado incrustado de piedras semipreciosas.

Luego pasamos a una sala pequeña con paredes de mármol y una enorme lámpara de cristal que, al igual que otras diez lámparas de diez metros de altura, fueron fabricadas en Alemania por la empresa Swarovski.

Cada detalle se ha tenido en cuenta y las vistas a fotografiar son hermosas. La decoración floral en las paredes y columnas es bellísima.

Como queda dicho, en los pisos esta decoración está incrustada, no aplicada como en las superficies verticales.

Todo es tan bello que uno se siente protagonista de una historia de Las mil y una noches.

El salón que conecta con la sala de rezo tiene dos mil setecientos metros cuadrados de mármol decorado, y el techo está a treinta y tres metros de altura.

Estos detalles pueden parecer insignificantes, pero no lo son, dan la pauta de los espacios que estamos recorriendo.

La sala de rezo, con capacidad para siete mil personas, es el lugar más importante de la mezquita. Está cubierta por una alfombra de cinco mil seiscientos veinte siete metros cuadrados. Es la alfombra más grande del mundo y fue hecha a mano en Irán. Su diseño es obra del artista Ali Khaliqi.

   Detalle de la alfombra
Una obra arquitectónica, de enorme valor estético, al servicio de la fe musulmana

Luego de esta visita fuimos a comer al Grand Millennium al Wahda, un moderno hotel de Abu Dhabi. De allí nos dirigimos al Ferrari World, un lugar donde proliferaban las camisetas y zapatillas con la marca. No nos interesó en lo más mínimo.

DIA 13 DE MAYO             

VISITA A SHARJAH – AL SOOR

Antes de visitar Sharjah, nos dirigimos al Emirates Palace Mandarín Oriental, en Abu Dhabi. Un soberbio hotel que fue residencia del Rey Juan Carlos I de España en sus visitas al emirato, hasta que fijó su residencia en una magnífica mansión situada en la paradisíaca isla de Nurai, a quince minutos en barco desde la capital.

El Emirates Palace Mandarin Oriental Abu Dhabi se encuentra a orillas del golfo Pérsico. Desde el hotel se puede gozar de hermosas vistas. Tiene una playa privada de más de un kilómetro de largo, cubierta por finas arenas blancas, llevadas allí desde algún país de Europa. Su aire es muy occidental, y cuenta con varios sitios para comer, dos piscinas grandes y un spa. La decoración es muy lujosa.

Algo muy simpático para nosotras, simples mortales: todas las habitaciones tienen servicio de mayordomo las veinticuatro horas.

Interior del Emirates Palace Mandarin Oriental Abu Dhabi
Jeque Zayed bin Mohamed bin Zayed Al Nahayan, amigo personal del Rey Juan Carlos I de España

Junto a la fotografía se puede leer: Las futuras generaciones vivirán en un mundo muy diferente a aquel que estamos acostumbrados. Es importante que nosotros, y nuestros niños, nos preparemos para ese nuevo mundo.

De izquierda a derecha: Cristina, Asun, Mariló y Maricarmen
Distintas vistas del hotel

Dejamos atrás este lujoso hotel y nos dirigimos, en coche, al centro cultural de Sharjah, donde, cerca del agua y alrededor de una gran plaza, se ubican edificios emblemáticos: Biblioteca, Museo Cultural Islámico, Heritage Village Museum, y otros.

Sharjah, uno de los siete emiratos. Es considerada la capital cultural de los Emiratos Árabes Unidos por sus dieciséis museos. Fue nombrada Capital de la Cultura Islámica en 2014, Capital Cultural del Mundo Árabe, en 1998 y Capital Mundial del Libro en 2019, estas dos últimas declaradas de interés cultural por la UNESCO. Ocupa el 68º lugar como mejor ciudad del mundo para los estudiantes universitarios.

En la conservadora Sharjah el alcohol está prohibido, salvo en el hogar. Para comprarlo y trasladarlo se necesita una licencia. Esta prohibición no rige para los miembros del club deportivo Sharjah Wanderers.

También se mantienen las normas de vestimenta más estrictas, tanto para hombres como para mujeres, además los integrantes de ambos sexos no pueden mezclarse a menos que estén casados. Interesante saber cómo llegan a conocerse; a menos que sean matrimonios arreglados por los padres.

Sharjah es el tercer emirato en tamaño, y está situado frente al golfo Pérsico, pero también tiene costas sobre el golfo de Oman.

Su zona antigua, con sus casas restauradas y museos dedicados a las costumbres emiratíes, está cerca de un arroyo junto al cual se fue formando la ciudad.

Históricamente fue una de las poblaciones más ricas de la región, con asentamientos de más de ciento veinte mil años de antigüedad. La pesca de perlas fue muy importante en su época. También cuenta con áreas de oasis, como la fértil región de Dhaid, donde se cultivan verduras y frutas. En la costa sobre el golfo de Omán, están los mejores sitios de buceo de todo el EAU. Además, se puede practicar snorkel en las islas cercanas.

Existe un cementerio de barcos hundidos, de hasta treinta y dos metros de profundidad.

En Sharjah se encuentra la Iglesia de San Felipe, la más grande del país de fe ortodoxa rusa.

Una de sus mayores atracciones es el fuerte Sharjah, museo de historia de la ciudad que durante el siglo XIX fue residencia de la familia real.

El emir de Sharjah, es el Sultan bin Muhammad Al–Qasimi, conocido como Jeque Sultán III. Nació el 2 de julio de 1939 –tiene 84 años– y gobierna desde 1972. Es miembro del Consejo Federal Supremo de Emiratos Árabes. También es historiador y ha publicado varias obras teatrales y literarias. Rector y profesor catedrático de Historia del Golfo en la Universidad de Sharjah, ingeniero agrícola por la Universidad de El Cairo, doctor en Filosofía, especialización Historia, en la Universidad de Exeter, y en Geografía Política en la universidad de Duhram. Doctor honoris causa por las universidades de Tübingen, Alemania; Edimburgo, Reino Unido; Coimbra, Portugal; Paris–Diderot, Francia y El Cairo, Egipto.                      Son numerosos sus libros académicos, artículos y publicaciones relacionadas con la historia de Oriente y el Golfo Pérsico. También tiene una extensa obra literaria y dramatúrgica. Ha desarrollado a lo largo de su carrera una gran labor cultural, educativa, social y de mecenazgo.

La ciudad, Al Soor, en los suburbios de Sharjah, se encuentra muy próxima a Abu Dhabi y Dubái, por este motivo, muchos trabajadores de Dubái tienen ahí su vivienda, pues la zona es tranquila y amigable. Fue el único lugar en el que pudimos ver peatones.

Recorrimos los exteriores de la Biblioteca y de la zona.

A lo lejos se distingue el Palacio de Justicia, y otros lugares de interés. Luego visitamos dos interesantes museos.

Vista de la ciudad de Sharjah
Maricarmen y Mariló. Paseo frente al golfo Pérsico. A lo lejos la silueta de la ciudad
Vistas de Sharjah
Mezquita, Sharjah
Palacio de Justicia de Sharjah
Visitamos el Sharjah Heritage Museum y el Sharjah Museum of Islamic Civilization
Sharjah Heritage Museum

Ambos museos nos resultaron sumamente interesantes, el uno para conocer el pasado –la herencia o legado–, de esta civilización tan distinta a la nuestra, y el otro para espiar, aunque fuera un poco, la civilización islámica, sus costumbres, ropa, religión.

Tampoco faltaron las referencias a las maquinarias en las que fueron pioneros, tanto en astronomía como en matemáticas y en otras disciplinas. Un museo para quedarse horas aprendiendo.

Un saludo afectuoso, como también hacen los esquimales. Luego supe que en la nariz se encuentra una conexión con el cerebro que genera placer, por eso a los bebés les gusta tanto y sonríen cuando se les toca; incluso si se lo hace repetidamente, les induce el sueño.

Ropas y joyas para la mujer
Maricarmen observa elementos usados en medicina que llamaron su atención, pues es enfermera
Atuendo de personajes de clase acomodada. A su lado muestrario de telas de vivos colores
Barcas para transportar ganado ovino
Armas ricamente ornamentadas
Asum
Museum of Islamic Civilization. Ingreso
  Detalle de luminaria
Antigua versión del Corán
Ciudad sagrada de la Meca (foto)
La Meca (foto)
Maqueta. Réplica de la mezquita de La Meca. Todo musulmán debe visitarla, por lo menos, una vez en la vida
Foto en la que se pueden ver molinos de agua
 Ilustraciones de antiguas narraciones

Réplica del famoso mapamundi por Al–Idrisi completado en Palermo, Sicily, en 549 AH/ 1154 AD. Un modelo de globo construido por requerimiento de Roger II de Sicily, considerado una innovación en cartografía.

Asun observa una antigua luminaria
Elefante con adornos de bronce y nácar
Maricarmen y Mariló dejan el museo
Maqueta. Réplica de la mezquita de La Meca con incrustaciones de nácar
Museo
Detalle de los arcos

Para despedirnos de Sharjah pasamos por Al Soor, el mercado de la ciudad, un estupendo edificio decorado con cerámicas azules. Ahí realizan sus compras –oro y alhajas– los ricos emiratíes. Frente al mercado, el mar del golfo Pérsico.

Sharjah Al Soor
Vista del mercado
Interior
Asun observa la profusión de alhajas

Se ven algunas mujeres y hombres, presumiblemente emiratíes, paseando.

Frente a Sharjah Al Soor, el Golfo Pérsico
Frente al mercado, y antes de despedirnos del emirato Sharjah

Una vez de regreso a Dubái, y luego del almuerzo, fuimos a visitar el mercado para comprar algunos recuerdos.

Magnífica pintura mural, a la entrada del mercado
Maricarmen en el mercado de Dubái. Profusión de colores

DÍA 14 DE MAYO

VISITA A AL AIN (El manantial)

Luego de un trayecto de hora y media en automóvil por una carretera que atraviesa el desierto, a veces cortado por complejos de viviendas, llegamos a Al Ain.

A un lado de la autopista el desierto

Al otro los condominios

Distante ciento cincuenta kilómetros de Dubái, Al Ain se encuentra ubicado en el Emirato de Abu Dhabi, en la frontera con Omán. La carretera que las conecta forma un triángulo en el centro del país.

La región era conocida como el Oasis de Buraimi, y está habitada desde hace más de cuatro mil años. Fue el lugar de nacimiento del jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos.

Es una región donde existen numerosos manantiales que, en su época, favorecieron los asentamientos. Quedan aún vestigios de su pasado, por ejemplo, la cría y carreras de camello.

En algunas zonas se sigue usando el antiguo sistema de regadío a través de agua subterránea y una red de túneles. Cada tanto estos regadíos salen a la superficie para llevar agua por canales abiertos, cuyo riego es dirigido y regulado.

También se la conoce como “Ciudad Jardín del Golfo” por la gran cantidad de parques, bulevares y rotondas arboladas. Existe un estricto control sobre las nuevas edificaciones, estas no pueden sobrepasar los cuatro niveles, permitiendo así resaltar los espacios verdes.

El Museo Nacional de Al Ain, fue creado en 1969 por el jeque Zayed bin Sultan Al Nahayan. A través de él se puede recorrer la historia de Al Ain desde la Edad de Piedra hasta la fundación de los EAU. En él se exhiben artefactos descubiertos en sitios arqueológicos, incluso herramientas de piedra y puntas de flecha del siglo VI.

Fue inaugurado por Su Alteza el Jeque Khalifa bin Zayed Al Nahyan, en aquel momento príncipe heredero de Abu Dhabi.

El fuerte está construido en adobe, con torres en tres de sus equinas y una puerta en la fachada sur.

El Sheikh Sultan bin Zayed residió allí antes de convertirse en gobernante de Abu Dhabi en 1922. Ahora, este modesto palacio, es la atracción principal del Museo Nacional que ha sido declarado Sitio del Patrimonio Mundial de la Unesco en Abu Dhabi.

Puerta de ingreso en la fachada sur
Se accede al fuerte a través de una galería de retratos. El primero que llama la atención es el del Sheikh Zayed Bin Khalifa
Sheikh Zayed Bin Khalifa 1855–1909

El fuerte Jahili fue construido entre 1891–1898 por el Sheikh Zayed Bin Khalifa I. Él fue el abuelo del último Sheikh Zayed Bin Sultan Al Nhayan (que su alma descanse en paz) (sic), primer presidente de los EAU.

Lamentablemente no he podido encontrar al artista que elaboró tan magnífico retrato.

La foto que tomé no le hace justicia. A su lado puede leerse:

El Sheikh Zayed Bin Khalifa nació en 1830 y fue gobernante de Abu Dhabi siendo todavía joven.

Pronto extendió la influencia y control de sus dominios, dentro y fuera de Abu Dhabi. Durante su reinado el emirato creció, tanto en tamaño como en importancia política.

Sheikh Zayed Bin Khalifa fue un gobernante carismático y fuerte, y atrajo la lealtad y el respeto de la gente de la región.

Sus cualidades personales como fuerza y liderazgo fueron el secreto de su éxito, y como su nieto en el siglo XX, las usó para mantener la unidad de las tribus de la región.

Durante su largo reinado, desde 1855 a 1909, creó una política de estabilidad que llevó paz y prosperidad a la gente y sentó las bases para la moderna nación de EAU.

Actual presidente de los EAU
Príncipe heredero de Dubái

Rostros entre la magnífica galería de retratos.

    Detalle del techo, de madera y caña
Detalle del interior del fuerte donde las torres están rematadas por el diseño arquitectónico típico de la zona del golfo
Exterior del fuerte. Foto tomada desde los corredores superiores
Asun, en la escalera de piedra y adobe
Cristina (quien escribe) en la parte superior del fuerte
Patio interior del fuerte
Mariló a la sombra de las palmeras
Interior del fuerte

Dos esculturas llamaron mi atención en esta inmensa plaza seca.

Una en acero, simbolizando un pozo de agua, tan importante en el desierto.

La otra, realizada en acero dulce, simboliza una de las letras del alfabeto árabe. Fue diseñada por Azza Al Qubaisi, emiratí, nacida en 1976.

Esta obra de arte está inspirada en la exploración del alfabeto árabe a través de simples líneas, con la intención de construir una mejor conexión con el lenguaje para las nuevas generaciones. También en el estudio sobre cómo la Fundación Cultural ha iluminado a gente de todas las edades a lo largo de los años, a través de la lectura de libros, y escribiendo ensayos sobre sus hermosos espacios; estas memorias nunca se desvanecerán. Esta pieza es un recuerdo para nunca olvidar que la Fundación Cultural ha estado ahí para las masas y los creadores de la comunidad, desde el inicio de sus vidas hasta hoy. Se abre a todos para desarrollar distintas formas de arte y proporciona un espacio sabio en el que desarrollarse, nutrirse y conectarse.

Estas son, en síntesis, las palabras de la autora.   

Azza Al Qubaisi es orfebre, escultora y diseñadora. Se la considera “La primera artista orfebre emiratí”.

La artista orfebre Azza Al Qubaisi
Algo de verde entre tanta arena

La galería de retratos es muy grande, y los modelos son hombres importantes dentro de la sociedad emiratí.

Obviamente no se puede hacer un retrato a una mujer con el rostro cubierto.

Asum

El fuerte Jahili también fue vivienda. Se puede apreciar la forma austera en la que desarrollaban su existencia las personas que allí vivían.

Cada una de las esposas tenía su propia habitación, de reducidas dimensiones.

Habitación de una de las esposas en las que se pueden ver un diván, una mesa baja y una cómoda para guardar sus pertenencias.

No pudimos ver dónde vivían los hijos. Probablemente compartieran la misma habitación hasta la adolescencia. 

Se podían tener hasta cuatro esposas. Supongo que, además, estarían las infaltables favoritas.

Única cocina del sector de viviendas para las esposas
Pasillo en el que se puede apreciar el detalle del techo y la estrechez del corredor
Galería con detalles que hoy podrían ser modernos

Esta galería me recuerda algunas de las obras de Frank Lloyd Wright, existentes en Chicago, EEUU.

Verde en el patio interior
Salón de la vivienda. El nobiliario se distribuye contra la pared, a la usanza árabe
Exterior donde se puede apreciar algo de verde
Bajo las carpas que se observan a lo lejos se llevaban a cabo reuniones de Estado
Salón para recibir a dignatarios de otros reinos

La visita al Museo y Fuerte Jahili fue sumamente interesante.

No dejamos de comparar la austeridad de los antiguos gobernantes con el lujo que actualmente ostentan. En esa época no tenían petróleo, pero el reino era rico en perlas y ganado. 

Camino a Dubái nos detuvimos en un bosque de palmeras de un verde refrescante. El calor era fuerte, pero no lo notamos bajo la sombra

protectora. Cada día era una sorpresa.

  Bajo la sombra rumorosa de las palmeras
Cristina
Asum

¡Y llegamos al Camel Market, mercado de camellos!

Paseo ansiado por mí.

En realidad, había más que camellos, pero fueron ellos los que llamaron nuestra atención. Para los occidentales son animales exóticos.

Pregunté cuándo comenzaba el remate de animales, pero estaba equivocada.

Junaid nos explicó que los animales llegan al mercado –vacas, caballos, cabras, camellos–, y ahí se quedan hasta que alguien los compre.

Un olor particular se esparcía por el aire, mezcla de estiércol y paja con la que cubren el suelo. Ese olor, pese a todo me gusta, me trae recuerdos infantiles del campo argentino, también de las exposiciones de la Rural, en Buenos Aires, lugar donde anualmente se exponen animales de granja.

Estaba feliz.

Obviamente había cuidadores. Hombres rudos que pasan el día y la noche entre los animales. Les pedí si podía fotografiarlos.

   Aceptaron gustosos, no posar para mí, sino conmigo. Yo me divertí más que ellos.

  Camellos. En la foto se puede ver una camioneta y otros vehículos. Alguien que se acercó para comprar algún animal.

Matan el tiempo con juegos
O descansan del cansancio del no hacer
El comprador se destaca por su vestimenta impecable y por su turbante blanco, además de por su actitud
Y así pasan las horas

En el camino de regreso a la ciudad paramos junto a un manantial de agua fresca canalizado desde la montaña: Green Mubazzarah.

Ahí, bajo la sombra de los árboles, muchas familias llegan con sus mesas y sillas para comer y pasar el día.

Nos detuvimos unos minutos, tiempo suficiente para estirar las piernas y beber un poco de agua.  

Antes de regresar al hotel visitamos Dubai Creek Harbour.

Un hermoso lugar frente al mar en el que se nuclean edificios donde vive la clase media acomodada.

Un espacio de lujo y belleza para deleitarse, mientras se observa el suave movimiento de las olas y niños retozando en juegos creados para ellos.

El perfil del lugar me recordó el de las grandes ciudades americanas y/o europeas.

Dubái Creek Harbour
Barco turístico
Las siempre bellas aguas del mar
Atardece sobre las aguas del golfo
Vista de la ciudad
Asum
El Golfo Pérsico
Paseo junto al golfo
Un panorama inusual
Las palmeras compiten en belleza con los edificios
Mariló
Asun
  Perfil de la ciudad
Camino de palmeras
    Recuerdos infantiles
Y llegó el momento de la despedida de quienes tan bien nos cuidaron esos días, Junaid y Kishore

LUNES 15 DE MAYO, ÚLTIMO DÍA EN LOS EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

En ese día libre podíamos realizar una visita a Miracle Garden.

DUBÁI MIRACLE GARDEN, en el Barrio Al Barsha

Este maravilloso jardín de flores naturales es el más grande del mundo. Se construyó en 2013 y tiene setenta y dos mil metros cuadrados.

A causa del intenso calor, no se lo puede visitar durante los meses de verano, abre solamente entre noviembre y mayo, coincidente con la época de floración en la región.

Tiene más de ciento cincuenta millones de flores y ciento veinte variedades de plantas que se disponen conformando distintas figuras y elementos. La distribución circular del jardín facilita su recorrido por los pasillos, mientras se disfruta del aroma de las flores que conforman las sorprendentes creaciones al borde del desierto.

 Maricamen

  Pasillo circular. Los distintos solados (suelos, pavimentos) delimitan y marcan sectores y recorridos.

En este jardín podemos ver una selección de castillos y diversos edificios realizados con flores celosamente cuidadas.

Los paisajes se alternan con casas de tamaño real, como también diseños y arreglos florales alternativos, sacados de un cuento fantástico.

Toda la superficie se cuida con riego artificial. El agua es conducida a través de tuberías que expulsan goteos en forma periódica, irrigando directamente las raíces con este sistema inventado en Israel.

Llama la atención la representación floral de un Airbus A389 superjumbo, construido en colaboración con Emirates Airline, en él se alternan quinientas mil flores frescas y plantas.

La Avenida Disney se construyó en colaboración con Disney, y ofrece reproducciones gigantes de algunos personajes famosos.

El Reloj de flores está compuesto por miles de plantas y flores frescas que se cambian para celebrar determinados acontecimientos, como el día de San Valentín, por ejemplo.

   Posando en bicicleta fija
  Si la bicicleta no fuera fija no tendría esa sonrisa

La Dama flotante es otra de las atracciones. Se encuentra en el aire, flotando sobre un gran campo de flores y está vestida con petunias rojas y blancas que llegan hasta el suelo. Les debo la foto

Maricarmen pasea por los pasillos circulares

.

Pasillo circular próximo al acceso

En El Parque del Lago, en el corazón de este jardín circular, se pueden observar plantas y agua en un equilibrio perfecto, rodeadas por villas llenas de flores, además de barcos decorados y reproducciones de animales.

Asun busca al duende del jardín

El Túnel de los Paraguas muestra miles de ellos volcados y distribuidos en anillo formando un impresionante techo. Las flores y los paraguas amalgaman sus colores formando una llamativa imagen. Bajo este techo se encuentran terrazas para descansar y comer. Lástima, les debo la foto.

Desde el espacio inferior del jardín se puede apreciar La Colina, con grandes extensiones de flores que suben hasta la cima. A su alrededor hay cafeterías y heladerías; allí puede uno refrescarse bajo su sombra y disfrutar del paisaje.

El astro rey es un factor significativo en Dubái, por lo tanto, no puede faltar El Campo de Girasoles, donde los rayos de sol reflejan su belleza.

En todo el parque existen personajes realizados con flores, hormigas gigantes, setas, coches y muchas otras sorpresas.

 Flores que son amores
 Castillo de La Bella Durmiente
Mariló camina bajo la maraña de colores que filtra la luz del sol
Mariló, Maricarmen y Asun
Valen más las imágenes que las palabras
Mariló y Maricarmen bajo guirnaldas verdes

En un lugar tan bello no podía faltar una referencia al amor, pues se inauguró el 14 de febrero de 2013.

En el Miracle Garden no faltan los lugares de reposo.

Asun, Mariló y Maricarmen

Detrás de mí, un molino de agua, elemento indispensable para la vida. Recordé las gigantescas norias de la antigua ciudad de Hama, en Siria, ubicadas a lo largo del río Orontes. Muchos dicen que se remontan más allá de la época bizantina.

Este hermoso paseo por Miracle Garden también incluye la visita al Dubái Butterfly Garden, o Jardín de las Mariposas, que forma parte de él.

Este último se desarrolla en dos mil seiscientos metros cuadrados donde, en diez cúpulas, se albergan más de quince mil mariposas de cincuenta especies diferentes. Como todo en Dubái, este jardín cubierto es el más grande del mundo. Incluso se puede aprender sobre el desarrollo de las mariposas, desde la oruga, la crisálida, hasta la fase del vuelo.

Lamentablemente no llegamos a visitarlo.

Una vez terminado este estupendo paseo, rodeadas de flores, personajes fantásticos y belleza, bajo un sol que ya empezaba a mortificar, nos dirigimos al Mall of Emirates.

Ante nuestra sorpresa y alegría encontramos que tenía instalada una pista de esquí que varios niños estaban disfrutando.

Maricarmen y Asun durante el almuerzo dentro del Mall. Detrás un paisaje nevado que incluye la pista de esquí
Nada falta dentro de este estupendo mall
Había muebles, que nos permitieron advertir cuán occidentalizados están los habitantes de Dubái
Enormes espacios

Después del almuerzo disfrutamos de un exquisito café, sabiendo que, en este viaje, sería el último que habríamos de compartir.

Luego el hotel, las maletas, el vuelo y la despedida.

Nos queda el recuerdo de haber vivido una hermosa semana y estrechado, por lo menos yo, lazos de cariño y amistad con mis amigas españolas.

Algo que aún hoy me emociona recordar.

Soy María Cristina Berçatiz, escritora argentina.
Escrito a mi regreso de Dubái, EAU. Junio de 2023.

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