Comentario sobre «MI AMIGO DE PALO» de Tito del Muro. Ad ASTRA ediciones. España 2021
Comentario sobre MI AMIGO DE PALO de Tito del Muro. Ad ASTRA ediciones. España 2021, en nota dirigida a:
A mi nieto Sebastián:
Querido mío, hoy te he traído un libro de regalo, pero no es un libro cualquiera pues encierra un cuento mágico.
Ábrelo y verás que está dedicado a ti por el autor. En la dedicatoria te sugiere que lo vuelvas a leer más adelante, quizás cuando dupliques tus cinco años.
Hoy te lo leeré yo, con el mismo amor y dedicación conque fue escrito.
Fíjate qué lejos en el tiempo sucede la historia. Es un tiempo en el que las hadas y la magia deambulaban por el mundo.
La cadencia en la que está narrado es la misma cadencia llena de dulzura que utilizamos los abuelos para leer un cuento a un niño.
Con cuánto cariño el autor utiliza palabras elegidas. Qué ternura en el relato lleno de imaginación. Cierra los ojos y escucha. ¿Qué ves? Un señor viejito y olvidado.
Y qué extraño. Ese señor antes era vital, trabajador y feliz. Pero se olvidaron de él y lo dejaron de lado.
Con su poderosa imaginación y su habilidad, Juanelo, que así se llama el viejito olvidado, construyó un niño activado a manivela, con un complicado mecanismo que le permitía moverse, hacer reverencias, y hasta regresar a su casa luego de un día de trabajo.
Con el tiempo también fue olvidado por Juanelo, su dueño.
Pero, como es un cuento mágico, apareció una niña, también olvidada, y se hicieron amigos. La historia entonces toma un giro inesperado y muy bonito, y por suerte tiene un final feliz que irás descubriendo a lo largo del tiempo que dura el relato.
Y, ¿has mirado las ilustraciones? Sutiles, sugerentes, bellas y coloridas, con un toque de encanto y distinción. Las realizó la artista italiana Valentina Coretti.
En suma, Sebastián, es un libro hermoso, con una historia mágica y muy lindos dibujos coloreados a la acuarela.
Cuídalo mucho y, cuando seas más grande, y lo leas, recuerda qué sentiste al escucharlo por primera vez, y acuérdate de mí, que te lo leí antes que nadie.
Un abrazo grande de tu abuela Cristina.
María Cristina Berçaitz