Textos

De un diario de viaje (parte II – EL TORO)

Motivo de conocer el Toro, pintoresco pueblo de montaña, fue la Feria del Libro que allí se realiza. El Toro está situado en Castellón, en la Comunidad Valenciana. Dista noventa kilómetros de la capital provincial y tiene proximidad con Barracas, Teruel, Viver, Albarracín y otras poblaciones.

Me cuentan que en invierno es bien frío y que, al parecer, se guarda algo de ese frío para los veranos, que son allí bastante frescos. A lo que ayudan, también, las casas con paredes de piedra y los 1200 metros sobre el nivel del mar en que se encuentra.

La población suma apenas las 250 almas. Pero cuando afluyen los turistas pueden ser unas 2000; entonces proliferan automóviles que deben sortear dos dificultades: una, las calles sumamente estrechas; la segunda, la de eludir a los niños que juegan en placentera libertad para ellos y con molesto desparpajo para los conductores.

Frente a la iglesia, blanca y cálida, se encuentra la plaza del pueblo, y ése fue el centro de la Feria. Ahí se levantaron gazebos en los que colocamos libros, cuadros y artesanías de todo tipo y hasta frascos con cremas y esencias. La gente caminaba entre las mesas curioseando y comprando bastante más de lo que se acostumbra en la Argentina; en su otro aspecto, el de los recitales de poesía y música, la reunión se extendió a un espacio que se abre en la Calle Mayor, frente a la antigua cárcel.

Fue una buena, una linda experiencia a la que me invitó Patricia Cuenca, presidente y fundadora de Torrent de Paraules. Con ella me alojé en casa de unos amigos, Germán y Felicidad, quienes dejaron Palma de Mallorca para instalarse en ese tranquilo paraje, al que llevaron sus habilidades de juglares modernos.

Por supuesto, no pude con mi genio y varios libros de los que soy autora quedaron en la biblioteca de El Toro.


María Cristina Berçaitz

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.