Presentación «LA ERA DE CHIAPAS»

 

La era de Chiapas de Isidoro Damián Córdova, 2008, Segunda edición, 2009. Bs. As. Editorial Algazul.

 

la era de chiapas

La era de Chiapas, primera novela de Isidoro Damián Córdova ha recibido elogios y comentarios de diversa índole.

 

En infobae.com se puede leer: La novela que predijo la última gran crisis global”

“En La era de Chiapas, recomendable para este verano, un escritor argentino especula con las posibles consecuencias de un empeoramiento a nivel global de los problema que atraviesa la humanidad”

 

Por su parte, el poeta y periodista Fernando Sánchez Zinny, en un largo artículo dice, entre otras cosas: “Una novela de ahondamiento ideológico”

“Estamos ante una gesta del optimismo […] Isidoro Damián Córdova cuenta de nuevo esta historia vieja como el hombre, con destreza y perspicacia notables. […] los recursos literarios que tan eficazmente usa no apuntan a la literatura sino al sustento de una actitud ideológica. […] muy pocas veces se hallará en un texto de ese tipo que el hilo conductor de las creencias y convicciones sea expuesto con tamaña claridad meridiana, según sucede en este caso.

 

María Adela Renard, premio Nacional de Ensayo y crítica literaria dijo, durante una entrevista radial llevada a cabo el 6 de enero de 2010: “En La era de Chiapas el autor trata de revertir la realidad en busca de un mundo mejor. Con un lenguaje coloquial Isidoro Damián Córdova describe la situación económica y habla de la paradoja de la globalización, magníficamente resumida en la pág. 166. Cómo lo mejor, la globalización, puede desencadenar lo peor”

Señaló también la excelente prosa de Córdova, impecable, cosa de destacar en un autor novel, y felicitó a Editorial Algazul por haberlo editado.

 

 

Personalmente opino que, más allá de esto, La era de Chiapas tiene todo lo necesario para ser una gran novela: una trama por demás interesante, tiene suspenso, intriga, luchas internas, sorpresas.

Momentos intensos, estremecedores unos, emocionantes otros. Y párrafos para reír, o meditar.

En La era de Chiapas aparecen cuatro amigos, cuatro vidas distintas, como también son distintos los escenarios en los que estas vidas se desarrollan, y un solo gran tema de fondo: la crisis económica mundial.

No olvidemos que I.D.C. viene de más de 20 años de realizar tareas empresariales.

La novela está escrita en forma ágil, con un desarrollo y secuencias casi cinematográficas.

Pero el autor no se queda sólo en esto, ahonda en los personajes, profundiza en ellos, son humanos, absolutamente humanos. Ríen, sufren, lloran, aman. Y es en esto último donde me voy a detener.

Son cuatro amigos y un quinto, el Ratón, que elije una forma de amor diferente, pero amor al fin.

Fernando Soñori, quien se empeña en concretar, en hacer realidad una “nueva era” en el estado de Chiapas, perdió sus afectos, por lo tanto no quiere arriesgarse, se niega al amor.

Eduardo, que vive en Madrid, salta de mujer en mujer, elude el compromiso. La novela lo encuentra en una etapa de su vida en la que deberá definirse.

Quiero aclarar que todos los escenarios son ampliamente conocidos por el autor ya que en ellos ha vivido y los ha recorrido.

Alex, casado con el amor de su vida, según sus amigos demasiado bonita para él, pero que lo adora, tiene un hijo: Lucas. Vive en Toronto y es dueño de una empresa que, hasta el momento, le ha dado buenos dividendos.

Luis, médico, vive en Buenos Aires y pelea el día a día, como tantos. Con su mujer conforman una familia tipo con dos hijos: Hernán y Micaela.

En todos los casos, y a esto quería llegar, la mujer es apoyo y el hombre protección. Cada pareja tiene sus problemas, sus discusiones, sus éxitos. Sus fracasos, pero se apoyan y protegen.

Pero, por encima de todo, del amor, del matrimonio, de los hijos, por encima de las ambiciones, las crisis, el peligro, el suspenso, prevalece el más puro de los sentimientos: la Amistad.

Creo que Isidoro Damián Córdova es un cultor de la amistad, y ese sentimiento aflora en La era de Chiapas. Si me permiten, quiero ilustrar mis palabras sobre el amor y el matrimonio leyendo el último párrafo de la Tercera parte, en la página 119.

“El aire acondicionado estaba descompuesto. La ventana abierta y el ventilador prestado no llegaban a apagar el calor del verano que comenzaba. El ruido de los carritos de supermercado, que los cartoneros usaban por la noche, invadía la habitación. María dio su enésima vuelta en la cama. En un momento se encontró con los ojos de Luis que la observaban. Se quedaron mirándose, sin hablar.

–¿En qué pensás? –preguntó Luis después de un largo rato.

–En vos –contestó ella–. ¿Y vos?

–En qué no pienso –respondió–. Pienso en vos, en los chicos, en mí, en el Ratón. Pienso en el futuro, en todo. Pienso en que siempre quise ser bueno –su voz comenzó a quebrarse–, no creo haberlo logrado, pero te juro que me rompí el culo para serlo. Cuando te conocí, supe que ibas a ser la mujer de mi vida. En ese instante, en serio, supe que me quería casar con vos y que tendría una familia. De pendejo nomás. Todo este tiempo quise protegerlos, ayudarlos, que fueran felices. Y no sólo a ustedes. A toda la gente que pude, pero no pude… –una lágrima comenzó a correr por la mejilla de Luis hasta hundirse en la almohada–. Ahora no sé qué hacer.

–¡Mi amor! –dijo María, y se acercó para darle un beso.

–Ahora no sé, me siento vencido, aplastado.

María lo miró con dulzura.

–Estoy orgullosa de vos. No me imagino con ningún hombre mejor que vos.

Luis hizo un gesto.

–¿Qué querés que hagamos? –preguntó ella–, ¿querés que nos vayamos?

Luis guardó silencio.

–¿Querés que vayamos a Chiapas, a lo de Fernando?

–Hablé con él. Me dijo que estaba bien. Que es otro ritmo de vida. Yo creo que nos puede hacer muy bien a todos. ¿Vos qué pensás?

–Yo te apoyo en lo que vos quieras.

–Y los chicos, ¿cómo se lo tomarán?

–No te preocupes por los chicos. Ellos vienen con nosotros.

–¿Y Hernán?

–Yo ya empecé a hablar con ellos. Con Hernán también. No te preocupes. Todo va a salir bien –respondió ella con una sonrisa.

–Siempre estás un paso adelante –dijo respondiendo del mismo modo.

–Por algo soy tu esposa.

–Te amo, te quiero como el primer día.

–Yo no, yo más.”

 

 

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