¨A mi hija Marta Susana¨ de María Juana Mori de Berçaitz
Hijita:
En este momento duermes. Como son tantas y tan distintas las emociones vividas estos últimos días, mi imaginación aprovecha tu sueño para hundirse un momento en ellas.
¿Sabes cuál recuerdo me sacude más frecuentemente? El de la mañana del jueves 13 en que dejé el sanatorio llevándote en mis brazos.
Mi debilidad hacía más dulce mi preciosa carga. Fortalecida con la suave tibieza de tu cuerpecito, me sentía capaz de marchar largo trecho sin notar fatiga y por nada del mundo habría cedido el privilegio de ser yo quien te llevara.
Al llegar a la puerta de salida y ver que era observada por los que accidentalmente pasaban, me embargó una sensación inefable de dicha que se tradujo en risas y llanto. Hubiera querido gritar ¡soy madre! ¡he aquí a mi hija! Quería que la leve brisa de esa luminosa mañana de abril, llevara el eco de mis palabras lejos, bien lejos ¡que nadie ignorase que era nadre!
¡Cosa innecesaria! Bastaba observar el grupo que formábamos para adivinarlo. A tu amante padre que me sostenía dándome su brazo, le transmití mi emoción y también a él, el llanto le anudó la garganta.
Quisiera poder explicarte el porqué de mis risas y lágrimas, pero eso lo comprenderás cuando a tu vez seas madre, madre de una niña, como yo.
Querida mía, cuando la emoción es tan compleja y tan profunda, la palabra resulta insuficiente y descolorida para expresar bien tu sentir.
En aquel momento, pensé, cuando llegue el día en que no pueda cuidar a tu padre y llenarlo como hoy de atenciones, cuando ya no esté yo, te tendrá a ti, con tu radiante juventud.
Tendrá la imagen de una nueva Mari siempre joven y risueña que llenará de alegría su serena vejez. Tu padre no estará solo en el mundo.
Desde ese momento tendrás, hijita, una misión que cumplir.
17-IV-1944
Mamá
.
A MI HIJA MARTA SUSANA
Pedacito de carne
que los dioses hicieron
en la noche insondable
amasando misterio.
Gota de agua, rocío
en nuestras vidas yermas
sin objeto divino
que realmente valiera.
Una gota y ¡qué extraño!
sobre la tierra seca
operaste el milagro
de cubrirla de estrellas.
Hoy la vida nos ríe,
la alegría nos llena
y hasta el pan, hoy nos gusta,
de distinta manera.
7-V-1944
Tu papito