¨A mi hija Ana Lía¨ de María Juana Mori de Berçaitz

Hijiita:

Ibas a llegar y en mi fervor pedía a Dios: Señor que sea buena, que lleve siempre su corazón en alto como una ofrenda. Deposita en ella todos los bienes del alma para que ilumine de alegrías nuestro ocaso. Ahora, mientras duermes, envuelta entre tules y organzas, te contemplo. Viéndote tan pequeñita e indefensa medito sobre la responsabilidad de mi misión.
Es más lo que debo hacer, que lo que tengo derecho a pedir.
Esto me recuerda algo que leí no hace mucho: Toda la vida que se vive no alcanza para acostumbrarse al milagro ser madre.
Tu serás nuestra última hija porque deseamos vivir hasta que ustedes tres no precisen de nosotros.
Quisiéramos llegar a verlas ya orientadas en la vida.
Son hoy tres bebas, mañana tres nenas, dentro de poco, tres mujercitas. Que sean ustedes como esas tres estrellas que inseparables resplandecen juntas en el firmamento, las tres con igual intensidad de luz, las tres con brillo propio.

Mamita, Agosto de 1947

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A MI HIA ANA LÍA

Alas al viento pedí
y alas el viento me dio
pero en alas de una estrella
tú llegaste antes que yo.
Al regresar de aquel viaje
que hiciera allende los mares,
te encontré recién nacida
en los brazos de tu madre.
Que siempre te ocurra así;
que en todo seas primera:
en virtud y en hermosura,
en amor y en indulgencia.
Tres hermanas ahora son
Como son las “Tres Marías”,
tres estrellas en la noche
para alumbrar nuestras vidas.
Esperar podemos pues,
sonrientemente el mañana:
con las tres al lado muestro
todo es rosa y esmeralda!

15-VIII-1947
Tu papito

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