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Cartucho

Era un perro escapista y enamorado. De tantas escapadas había perdido una oreja y varias veces lo había llevado la perrera, y hasta la policía… pero no aprendía.

Una vez un coche le destrozó una pata trasera y el veterinario le acomodó una férula de acero. Pero siguió con sus andadas, y trepaba cercos y ventanas cuando olfateaba alguna perra en celo.

Pero la vida se cobró. Una mañana no apareció con su expresión de campeón de la noche… y nunca más lo vieron por el barrio.

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